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jueves, 24 de abril de 2014

Alienación y Feminismo


El concepto del término “librepensamiento”, por lo que he podido comprobar, no es tan fácil de asimilar como yo creía. Me hubiera gustado mucho que así lo fuera, para poderlo practicar con todos vosotros, pero los que me seguís desde principios de año, fecha de mi inicio real en Google, habéis tenido la oportunidad de ver que mis intentos de conformar un grupito interesado en practicarlo no han dado los frutos que yo esperaba. Me agradaría que esto cambiase en un espacio de tiempo relativamente corto y que muchos os animarais a entablar debates constructivos que nos enriquecieran a todos, pero eso depende más de vuestras intenciones que de la mía, pues yo sigo aquí, al pie del cañón, esperando sumar voluntades para este proyecto, el cual fue el motivo principal de mi adscripción a las redes sociales y, a ésta, muy en particular... ¡Tenía muchas esperanzas! ~ Aunque todavía no es tarde, creo que todavía me quedan dos o tres... (Una bromita no viene mal para distendernos.)

No es que crea que mi labor escogiendo música, escribiendo chistes, poesías u otros entretenimientos, para vuestro disfrute, sea baladí, sino que opino, sinceramente, que sería más interesante para nuestro buen desarrollo personal, cultural e intelectual, ocuparse también, de la mente, de que nuestras ideas sean más acordes a la realidad, a la verdad. Creo que dejé claro, en mi artículo anterior “El Altruismo”, su utilidad y la importancia que esto tiene para la solución de nuestros problemas, por lo tanto, no voy a reiterarlo, pero sí, ponerle unas gotas de humor a la cuestión. Imaginaos que le dijese a un peral: “¡No des peras, que no es lo tuyo!... ¡No des peras, que no te va!...” ¿Qué me diríais?... ¡Mejor no me lo digáis! ~ Y si os dijera: “¡Pensad, benditos, pensad!... ¡Pero pensad bien!”... ¿Qué me diríais?... ¿Qué no es lo nuestro?... ¿Que no nos va?... Si el Ser Divino o lo que exista en su lugar pudiera hablaros, estoy seguro que os diría: “Al César, lo que es del César, a Dios, lo que es de Dios y a los seres racionales, lo que es del raciocinio.” ~ Como yo no soy divino, me limitaré a deciros que el peral tiene que dar peras y los animales racionales, pensamiento... ¿Bueno o malo?... ¡Lo mismo que el peral! ¿Da peras malas el peral? ~ ¿Por qué, si todo en la naturaleza da lo que tiene que dar y bueno, los seres racionales, no? Ésta es una Ley Natural y me habéis oído decir, muchas veces que, ante la duda, procurad escuchar a la Naturaleza... ¡Nos enseña mucho más de lo que creemos!

No puedo reprochar a nadie su resistencia a ensayar esta noble tendencia de pensamiento, pues, por propia experiencia, sé que, el hecho de ir a contracorriente provoca, mucho más fácilmente, el rechazo de la mayoría de nuestros semejantes. He repetido muchas veces que el librepensamiento no admite adoctrinamiento alguno, por lo tanto es antipartidista o antisectario y va en contra del asociacionismo de cualquier tipo, desde el momento en que éste intente inculcar sutiles adoctrinamientos por medio del fenómeno mental de asociación de ideas. Éste es el caso del feminismo, tema que voy a intentar analizar en este artículo.

Cuando hablamos de alienación, todos nos ponemos de acuerdo en su rechazo. Es curioso, pero la mayoría de nosotros nos consideramos librepensadores y, en elevadísimo número, esto ocurre por la ignorancia de nuestra propia realidad. La autocrítica correcta no abunda entre nosotros. Alienar significa algo parecido a adoctrinar, con sus diferencias de matices importantes. Dicho de otra manera, cuando alienamos, inculcamos ideas en la mente de otra persona, consiguiendo que piense como nosotros queremos y, no, como él hubiera deseado, por su propia voluntad, en el caso de que no hubiera tenido dicha influencia. ¿Quién va a aceptar que le han “comido el coco”? De ahí que sea más que difícil, encontrar personas que admitan su alienación. Si le preguntamos a un católico, contestará que él ha elegido libremente serlo, si lo hacemos a un musulmán, dará la misma contestación y, así, con los centenares de religiones que hay en el Mundo.

Si tuvieran razón y hubieran escogido su religión, libremente, sin dejarse influenciar por tradiciones familiares o sociales... ¿No sería lógico pensar que, en cada país, debería haber el mismo número de practicantes de cada una de ellas, aproximadamente? Los porcentajes de adeptos o fieles, en los diferentes países, por lo general, no deberían superar una cantidad prudencial, en sus comparaciones, de la misma manera que ocurre con la estatura de las personas, su inteligencia o cualquier otra cuestión que pueda medirse de alguna forma. En todos los países, salvo excepciones puntuales, debido a circunstancias concretas que no vienen a cuento mencionar ahora, las estadísticas de cualquier tipo, en condiciones similares, dan porcentajes que no superan el doble o triple de diferencia entre unos y otros. Las excepciones sólo confirman la regla. Pero todas tienen su justificación o explicación del motivo por lo que no se ajustan a la norma general. Lo mismo que ocurre con las religiones ocurre con el resto de doctrinas: Marxismo, liberalismo, ecologismo, feminismo, etcétera. Todos los partidistas, liberales, socialistas, comunistas, ecologistas, feministas y otros “istas”, con los que he tenido oportunidad de hablar de alienación, me han asegurado que ellos no lo estaban. Es normal que un alienado piense que los demás lo están, pero él... ¡Se salva! ~ ¿Quién puede reconocer o aceptar tan cruda realidad?... ¡Es muy difícil!... Es casi imposible, pues su propia forma de pensar se lo impide.

No he escogido el tema de la religión para poner un ejemplo de alienación por casualidad, sino por ser el más significativo y comprensible de todos. En cambio, el feminismo no lo es tanto, pero intentaré demostrar que también lo es. Si fuera un partido político, estaría más clara su condición alienante, pero, al ser una asociación procedente de un movimiento reivindicativo, su justa interpretación en cuanto al asunto que nos ocupa, es más delicada o complicada de comprender. Una asociación, sea política, religiosa, reivindicativa o de cualquier otra índole, no es alienante por el mero hecho de constituir una agrupación de personas. Existen asociaciones de enfermos, damnificados, o afectados por cualquier tipo de problema que, con la agrupación de ellos, consiguen superar ciertos obstáculos para conseguir sus fines más esenciales... ¿Alguien sería capaz de considerarlas alienantes? Podrían, en un caso extremo, constituirse en Partido Político, si lo considerasen positivo para sus nobles objetivos. Si, en este caso, no incluyesen doctrina alguna y se limitasen a intentar solucionar sus problemas, en justa reivindicación... ¿Deberíamos meter a estas asociaciones en el mismo saco que las doctrinas? Yo creo que no... ¡Si no tienen doctrina! ~ De manera que el asociacionismo, en cualquiera de sus vertientes, no me parece que haga, por el solo hecho de serlo, un papel alienante. Otra cosa sería si se dedicasen a aleccionar sobre cualquier tipo de ideología. Eso es, precisamente, lo único que rechaza el librepensamiento... ¡El adoctrinamiento!... Y, no, el libre y claro asociacionismo.

Las ideologías y creencias deben construirse libremente, por cada individuo, sin dejarse influenciar por nada ni por nadie, sino consiguiendo las necesarias informaciones objetivas de todo lo que se precise para el desarrollo del pensamiento. En el proceso de aprendizaje, no debe construirse el ideario definitivo, pues no se puede pensar por nuestros propios medios si, éstos, no están surtidos de suficiente información veraz y vital para la edificación correcta de nuestras ideas. La solidez de nuestro pensamiento y, por lo tanto, su calidad intelectual, va a depender mucho de los conocimientos que hayamos adquirido previamente y con objetividad. La enseñanza, pues, debería ser absolutamente objetiva y limitarse a explicar los datos o cogniciones elementales para que cada persona disponga de la información necesaria, con la única finalidad de que, con dichos datos, pueda levantar la torre de su ideario, sin que ésta se derrumbe a las primeras de cambio. Como ya he dicho muchas veces, el sistema educativo debería incluir más lógica y humanidades, así como dedicar el máximo de horas lectivas a enseñar a pensar, cuestionando todas las patrañas que nuestras tradiciones han arraigado profundamente en nuestra sociedad. Es una labor difícil de llevar a cabo y, en caso de que hubiese voluntad de hacerlo, se necesitaría el paso de varias generaciones para conseguirlo. Mi propósito es poner mi granito de arena para ayudar al arranque de tan noble cambio.

Habiendo intentado aclarar el concepto de alienación, con el fin de que se entienda mi postura, como librepensador, sobre el feminismo, paso, ahora, a exponer mi punto de vista sobre el mismo. Este movimiento nació con una cierta legitimidad, pues los hombres nos negábamos a conceder a las mujeres, los derechos que, por pura lógica y justicia deberían haber tenido siempre. El machismo es el único responsable de la evolución de estas reivindicaciones. Sin machismo, no existiría el feminismo. Sé que es una obviedad, pero la digo para que se comprenda el que estoy más en contra del machismo que del feminismo. Este último no se ha limitado a exigir sus justas y merecidas reivindicaciones originales, sino que ha ido más allá, implantando, en las mentes débiles, formas de vida que no tienen nada que ver con la equiparación de derechos sin discriminación de sexos. Eso es lo que tengo en contra del feminismo. El que hayan aprovechado su fuerza de presión, su poder de influencia sobre las personas para inculcarles ideas que no tienen nada que ver con las pretensiones originales del movimiento, que fueron motivos tan nobles como lo es una petición de justicia.

Yo era uno de los más firmes defensores del feminismo en los años sesenta. Entonces, los que ahora me llaman “machista”, me llamaban “joven idealista, ignorante”. Esos machistas puros y duros de entonces, han cambiado de “chaqueta” y se han colocado en el extremo opuesto, de modo que siempre han estado en contra mía. Antes por la derecha y, ahora, por la izquierda. Ellos han movido su posición... ¡Yo, no! ~ Pues, aunque he dejado de ser “feminista”, no ha sido por cambiar mi ideal, que sigue siendo el mismo, la equiparación de la mujer en cuanto a los derechos que, por sentido común, le corresponden. El cambio real de postura lo han propiciado las ideas de muchas dirigentes de las múltiples agrupaciones que tiene el movimiento, que han arraigado en las mentes de mujeres deseosas de conseguir más privilegios o ventajas de las que les corresponde por justicia y, por eso... ¡No paso!

¿Por qué se han desviado de su senda original? ~ Aquí es donde yo no veo diferencia con la perversidad de los partidos políticos o de las sectas religiosas. El feminismo, como los anteriores, ha alcanzado una fuerza de presión social tal, que es capaz de conseguir que un juez imponga injusticia por no tener en contra a los movimientos tan temidos como el feminismo. Esto no me lo invento, lo he sufrido en mis propias carnes, además de haberlo visto en varios de mis amigos, compañeros o conocidos. Es cierto que tengo muchos datos personales que podría aportar en justificación de la realidad de estas atrocidades, pero no quiero que se confundan ambas cuestiones. El descalabro personal y familiar que esta situación me ha provocado, no es el motivo por el que dejé de ser feminista, pues esto ocurrió mucho antes de que me viera afectado por su maldad. Mi juicio habría sido el mismo, si no me hubiera pasado lo que me pasó. Que quede bien claro esto, pues los defensores actuales de esta doctrina, siempre arguyen que mi caso es puntual y no tiene nada que ver con el movimiento y... ¡No es así! ~ La verdad es que están influyendo en el modo de vida de la mujer, sin dejarle la libertad de escoger. Con cierto humor, imitaré los “consejos” que suelen dar a sus defendidas: “Sé tú misma, haz lo que debes hacer como mujer independiente y libre... ¡Haz lo que queremos que hagas! Si no, no serás una mujer libre. Si decidieras otra cosa... ¡No serías una mujer digna!” ~ Espero que esto se tome con humor, sin dejar de considerar la autenticidad del mensaje que encierra. ~ No se puede obligar o presionar a nadie... ¡Ni siquiera a ser libre! ~ Todo debe salir de nosotros mismos, con naturalidad, si no... ¡No hay librepensamiento posible!

Veo muchas viñetas condenando el maltrato, mal llamado de género, pues, para mí, sólo existe el maltrato, ni de género, ni de animales. Eso es circunstancial. Me da mucha pena que los niños y ancianos no tengan la misma consideración. El otro día, vi un vídeo con una madre pegando a su bebé, porque lloraba. Cada vez lloraba más y, cada vez, le pegaba más...  ¡No pude acabar de verlo y lo denuncié! ~ Lo peor es que había familiares presenciando el "castigo" (Yo le llamaría "crimen") y no hicieron nada, sino sólo aconsejarla que "ya estaba bien". Uno de ellos estaba filmando. Es muy triste lo que os voy a decir, pero os ruego que lo meditéis bien. ¿Por qué ocurren estas cosas?... ¡Porque miramos para otro lado! Porque sólo atendemos a lo que nos imponen. Porque necesitamos grupos de presión, como el feminismo, para manifestarnos en contra de la violencia ¿de género?... ¡Es triste! ~ En los años sesenta, no comprendía porque la mujer estaba tan discriminada. Muchos de los que entonces me respondían: "Porque es inferior", ahora, me atacan por no ser feminista... Paradógico, ¿verdad? ~ Ya conocéis mi opinión sobre el sectarismo, es negativo. ¿Por qué no podemos comprender, sin necesidad del movimiento feminista que tanto daño ha causado, que la mujer es, como el hombre, un ser humano semejante? ¿Necesitaremos otro grupo de presión para defender a los niños? ¿Tendremos que crear otro para los indefensos mayores?... ¿Cuántos grupos deberíamos crear para las injusticias que ensucian nuestra dignidad como seres humanos?... Yo, y ya sé que soy raro, crearía un solo grupo que uniera a todos los animales racionales en contra de todas las injusticias que nosotros mismos producimos... No es necesario que me digáis que estoy loco... ¡Ya lo sé! ~ Pero a un loco, puede que le parezca indigno que se maltrate a los ancianos, hombres y mujeres y no haya quien monte un movimiento que reivindique la igualdad con respecto al feminismo. Casi todos los días, veo en Televisión noticias de maltratos “de género”, casualmente, siempre de hombres en contra de mujeres, nunca a la inversa, casi nunca de mujeres a niños, a mayores, etcétera. ~ ¿Qué clase de periodismo tenemos en nuestras sociedades, que atiende sólo a aquellos que forman parte de un grupo de presión? ~ Si no formas parte de una asociación de éstas... ¡Ya te puedes morir en la calle!... ¡No cuentas!

 

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