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martes, 25 de febrero de 2014

Ciencia y Religión ~ JHM


En un debate filosófico sobre librepensamiento, surgido a raíz de un comentario que partió de un miembro de la red social “Google”, hacia otro que había compartido la viñeta que muestro al principio, la discusión, mal llamada “debate”, no tenía trazas de acarrear beneficios intelectuales a sus participantes, pues aprecié errores de forma en su planteamiento y en su desarrollo, por lo que me decidí a intervenir. ¡En fin! No es una narración, sino una reflexión escrita...
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Ésta es mi respuesta o meditación:

Estimados amigos, yo centraría más estos conceptos que debatís, o lo intentáis al menos, desde el punto de vista del grado de certidumbre que tenemos de lo percibido. Si se quiere tener resultados positivos en el debate, hay que marcar claramente las pautas que requiere un buen diálogo. Una de ellas es sentar bien las bases de discusión, empezando por la primera definición y no salirse de ella, hasta acabar de entenderla, y... ¡Todos los participantes!

En este caso, mi apreciación aconseja que, como punto de partida, aclaremos lo que significa el gráfico aquí expuesto. Me parece que pretende señalarnos, en un juicio comparativo, y al que se supone cierta objetividad, que las religiones no se basan en la percepción de las cosas, sino en la fe o creencia de algo que no se puede percibir. Exceptuando a aquellos que nos podrían decir: "Yo he visto a Dios y me ha dicho...". Lógicamente, con ésos, no podríamos dialogar mucho, pues o los creemos o nos abstenemos de contradecirlos, ya que, al menos yo, nunca he tenido el privilegio de recibir la divina visita.

Pero, objetivamente, tampoco podemos decir que mienten o se equivocan, pues sería prepotente por nuestra parte, asegurar algo de lo que no poseemos absoluta certidumbre... Luego, lo mejor, sería, en mi opinión, abstenerse. Mientras yo no reciba esa iluminación de la que habla Buda, no puedo asegurar que él no la recibiera. Podría parecer que, aquí, me he fugado de lo que, yo mismo, recomendaba al principio: "No salirse del punto primero", pero no es así, pues no quiero hablar de la religión budista, sino que he cogido un ejemplo, ateniéndome al punto básico o de arranque de este tema, el de la certidumbre que diferencia a la ciencia de las religiones, como creo que dice la viñeta, aunque yo entiendo por ciencia, más bien objetividad, o sea lo que cada uno de nosotros podemos percibir con una buena dosis de claridad o certeza, que es, a mi modo de ver, lo que intentan cumplir los científicos...

La cuestión podría explicarse, vulgarmente con estas expresiones: "¡Esto veo o siento, esto creo! ~ ¡Esto no veo o no siento, esto no creo!" ~ Sin olvidar que no creer, no significa que acertemos al decir que no existe. Los silogismos te indican, ya, la respuesta... ¡Eso es ciencia!... ¡Eso es lógica!... ¡Eso es objetividad!.

La Verdad es otra historia. Es algo superior, inalcanzable para los seres humanos, a los que considero, como tales mortales que somos, algo parecido a aprendices en periodo de evolución y, por lo tanto quedándonos muchísimo que aprender aún, como para lanzar aseveraciones tan categóricas, similares a las que he leído en algunas de las intervenciones anteriores. ~ Los conceptos hay que matizarlos bien, saber de lo que se habla... ¡Simplemente!

Citar a otros pensadores no abre el camino, sino que lo torpedea, pues ¿qué pretendemos?... ¿Hablar de la obra de tal o cual filósofo? Esa sería otra discusión. Si tratamos de nuestros puntos de vista, expliquemos nuestros argumentos, aunque éstos sean de otro y hayan sido hechos nuestros, porque nuestra razón, los haya aceptado cómo válidos. Hablemos por nosotros mismos, ya que es peligroso o aventurado, hacerlo por los demás. No pongamos, como norma, nuestras palabras en boca de nadie. Todos sabemos que, los pensamientos escritos por otros, son interpretables y, por consiguiente, cada uno elabora su versión de dichas obras, de acuerdo con su forma de entender. Si es una versión, no citemos a su autor, pues no es el que creemos, sino que lo somos nosotros mismos. Nos convertimos en creadores del concepto que hemos extraído de sus textos y hecho nuestro. Se transforman, pues, en añadidos a nuestro propio ideario.

Espero haber sido, como aconsejo, suficientemente explícito y, ahora, voy a resumir este comentario, con estos dos consejos:
1. Empezad a tratar una sola noción, para no liaros y saliros por las ramas, cosa habitual en estas lides...
2. No citéis, pues nunca podremos estar seguros de haber interpretado bien al original y, sino, mirad las diferencias que hay entre lo que dijo Cristo y los cristianos, lo que dijo Marx y los marxistas, lo que dijo tal y los "¿talistas o talianos?", etc.

Saliéndome, ya, del primer punto, sugiero sólo dos rectificaciones, de momento, en cuanto a conceptos que, a mi juicio, están mal definidos:

Creo haber leído, antes, algo sobre que, si no se creía, se era ateo... ¡Bueno!... Yo no creo en Dios, según creen los religiosos y no soy ateo, soy agnóstico. No creo en lo que cree ningún religioso que siga las doctrinas de su correspondiente iglesia. Creo, como agnóstico y librepensador, en mi propio concepto o entendimiento de la realidad sobre la existencia humana, el cual no viene, aquí y ahora, a cuento citar o exponer, pues me saldría del punto que quiero analizar y que dejo en vuestras manos...

También me parece que el hecho de asegurar que el budismo no es una religión, sino una filosofía, es errar, pues ésta no puede contemplar hechos como la iluminación antes citada y, menos aún, producida como consecuencia de un menú económico (poniendo algo de humor a esta seria historia), la ingesta de un grano de arroz al día. Aún entendiendo esto como una especie de parábola que señalaría como beneficiosa la ingesta de ínfimas raciones alimenticias, para tener la mente despejada y posibilitar la deseada “iluminación”, está claro que, al menos, tiene algo de misticismo, lo cual se enfrenta con la filosofía. Los budistas rezan también, al igual que el resto de religiones. Tienen un Dios al que veneran, etc. ~ Es una religión, en eso estoy de acuerdo, que se acerca más a la ética o moral, así como a otros aspectos más pragmáticos, con lo cual hace, posiblemente, que merezca más el aprecio de los agnósticos y ateos.

Tendría otras observaciones que hacer, pero no quiero cansar más al lector y recordar que es importante ceñirse al primer punto, para entenderlo bien. Darle “vueltas” el tiempo que requiera su total comprensión, para que, una vez concluido, pasemos al segundo con más solidez y seguridad. No es muy diferente de la acción de subir una escalera... O vas de peldaño a peldaño, o te das de bruces con el suelo... ¿Convenimos?... ¡Pues cerramos la sesión!

¡SSS! (Salud, Suerte y Salu2)

   

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