Tercera parte de "El capitalismo actual"
Lo que, aquí, quiero aclarar es el funcionamiento del
capitalismo actual, ya que muchas personas se quejan de las
consecuencias que sufren por este sistema y, a ellos, deseo brindar
estos versos:
Seres necios, que acusáis
al capital, sin razón,
sin ver que sois la ocasión
de lo mismo que culpáis.
Octosilábicas rimas
que he copiado de una monja,
para ver si, así, te animas
y traes una buena esponja
para limpiar de tu mente,
lo que es, a mi parecer,
desacertado o demente...
¡Será, para mí, un placer!
Que
nadie se alarme ni ofenda por este atrevimiento mío, pero, cuando
explique mis argumentos, se entenderá, creo, esta inserción.
En
nuestros tiempos, el capital de la mayoría de las empresas,
fundamentalmente de las grandes, está formado por las aportaciones
económicas de multitud de inversores, representado por acciones que
cotizan en bolsa. Ya hemos visto, antes, mi breve definición de capital,
luego "capitalista", según otra de mis breves definiciones, sería todo
aquel que poseiera "capital de inversión". Podría no comprar nada con
él, con lo que ahorraría su capital, aunque sin sacarle beneficio,
comprar bienes de consumo de los que careciera, para su mantenimiento
personal o el de su familia, con lo que su capital se vería mermado en
la misma cantidad que el gasto que tuviera que realizar, o comprar una
parte, relativamente pequeña, de una empresa, para sacarle provecho o
rendimiento a su "capital", entendiendo que éste no es necesario para su
sustento a corto plazo y, por lo tanto, esos ahorros, en vez de
destinarlos a una previsión de consumo que originaran posibles
necesidades vitales, en el futuro, los destinaría a la adquisición de
acciones que le convertirían en accionario o socio capitalista de la
empresa que eligiera y en la que, automáticamente, depositaría su
confianza. El hecho de comprar una sola acción nos convierte en
capitalistas de la entidad titular de la misma. Puede reírse quien
quiera de esta afirmación pero es la
única, aunque corta o media verdad, si nos atenemos a su significado
auténtico y no a un juicio de valor sobre la cantidad necesaria para
merecer tal calificación. La mayoría de las personas que se manifiestan,
y no sin razón, en contra de este capitalismo que nos ha hundido en una
crisis destructora, son o han sido, en algún momento, accionistas y por
tanto, de hecho, capitalistas. Ahora, creo que se entenderá mejor la
pobre poesía que les he dedicado, sin ninguna muestra de desprecio, sino
unas gotitas de humor, con el único ánimo de que comprendamos mejor la
realidad que encierran estas modernas situaciones político económicas
que NO EXISTÍAN en los tiempos de don Karl.
Dejando
a un lado la parte graciosa del apartado anterior, la verdad es que,
hoy, la mayoría de los llamados capitalistas no son propietarios
absolutos de los negocios o empresas que manejan y, en una grandísima
parte, no acumulan una cantidad de acciones suficiente para que, éstas,
sean consideradas como una fracción relevante del total del capital
invertido, ni del oficial o escriturado. Los que se hacen pasar por los
dueños de casi todas las multinacionales, no poseen un porcentaje del
total de las acciones que se escriba con más de un único dígito.
Hablando, siempre, de las grandes empresas, nos encontramos que unas
pocas personas manejan los fondos de multitud de otras que les confían
sus ahorros para sacarles el mayor provecho... ¿No era eso mismo, lo que
pretendían los capitalistas de antaño?... ¿Cuál es, pues, la
diferencia? ~ ¿No se ha defendido, siempre, que arriesgar nuestro
dinero era motivo más que suficiente para merecer unos suculentos
réditos o beneficios?... Cuando los dueños ponían todo el capital, así
lo justificaban y, en los pocos casos que todavía perduran, así se sigue
viendo... ¿Porqué no hemos de considerar, con estos mismos argumentos, a
las nuevas formas de aportación de capital?... ¡Al accionariado! ~
¿Cuáles son las razones o motivos por los que esta nueva forma de
financiación sea considerada como no merecedora de las ventajas que se
le otorgaban a la antigua? ¿Alguien piensa que los dividendos que
reciben los accionistas es la respuesta a mis preguntas?... ¿Este
reparto del beneficio es proporcionalmente equivalente al que resultaba
de los anteriores? Por todos es sabido el que la cantidad del cupón está
casi predeterminada, ajustándose a la realidad económica del momento,
la coyuntura de los mercados y, sólo en parte, por los beneficios
obtenidos. ¿Pues dónde va a parar la otra parte?... ¡Hay muchas bocas
que alimentar! Y no son sólo bocas que tengan labios, dientes y lengua,
son, mayoritariamente, bocas silenciosas, pero devoradoras e
insaciables.
También
coexiste, en la actualidad un tercer modo de financiación que consiste
en solicitar créditos a entidades financieras como los bancos, de modo
que, en la época presente, un empresario puede arriesgar su capital,
como lo hacían antiguamente todos, puede arriesgar el capital de los
accionistas o puede arriesgar el capital que ha conseguido en forma de
préstamo, a través de una compañía crediticia, pero... ¿Quién arriesga
más?... Sinceramente, no creo necesario explicarlo mucho pues me imagino
que el que más o el que menos pensará, como yo, que, de estos tres
casos, que son las principales formas de alimentar las necesidades
financieras de cualquier empresa comercial o industrial de nuestro
tiempo, el de los accionistas minoritarios, que son los que proporcionan
la mayoría de los recursos dinerarios necesarios para el buen
funcionamiento de nuestra economía, resultan, indudablemente, los menos
estimados y recompensados a efectos de recibir el rendimiento de sus
aportaciones de capital... ¿No lo ves así? ¿Crees que los bancos
arriesgan más?... ¿Crees que tienen menos posibilidades de recuperar su
dinero si las cosas van mal?... ¿Tienen los accionistas los avales y las
garantías que exigen las entidades crediticias? Luego... ¿Porqué los
porcentajes de rentabilidad que sacan las entidades financieras de sus
suministros monetarios son superiores al triple de los que pertenecen a
la nueva clase capitalista, la del accionariado? Muchos inversores en
bolsa, personas de clase obrera y otras cuyo único objetivo es conseguir
un interés más alto por la cesión de sus ahorros que el que obtiene con
un depósito bancario, no son conscientes de su nuevo estatus, el del
accionariado. Si, antes se pensó en la dictadura del proletariado, para
solucionar una injusticia en el reparto de los beneficios de la
producción... ¿No podría darse el caso de una nueva revolución para
solucionar otra nueva injusticia?... ¡La de la renta de la inversión!... ¿Vaya lío, verdad?... ¡Pero es lo que yo veo!
Esta
vez se trataría del
reparto de beneficios del capital y no del trabajo. ¿Podría pensarse en
la dictadura del accionariado?... ¡Imposible! ~ ¿Imposible?... ¿Porqué? ~
Pues porque, estos últimos, no
están pasando tanta hambre como lo hicieron los primeros. Las
necesidades de cada grupo son
muy diferentes. A los accionistas les vendría bien recibir más
dividendos, pero no lo necesitan hasta el punto de iniciar una demanda
de justicia similar a la que, con humor, he intentado simular que
comparaba. La
realidad es que hay mucho dinero, hoy día. Abunda como antes la mano de
obra y, en estas condiciones, se entrega al mejor postor. ¡Siempre lo
mismo!... Es lo mismo
que antes, sólo que con diferentes actores, diferentes papeles y, por
lo tanto, diferentes circunstancias... No pueden equipararse estas dos
situaciones tan diferentes, de modo que me atrevo a vaticinar que esta
tesitura se quedará como está... ¡Justa o injustamente!... Pues el
mercado manda y las posiciones no variarán sustancialmente, salvo que la
coyuntura que lo hace posible, actualmente, se modifique también, en
tiempos venideros. Hablando en plata, los cambios se producen, como
norma general, cuando se tienen que producir, de ahí que algunos
presuman de clarividencia, cuando, simplemente, tienen muy buena
capacidad de observación y deducción.
¡Ay!... Y tengo mucho más que decir (Léase escribir). Esto es sólo la tercera parte. Continuará, posiblemente, pero... ¡Cuando tenga tiempo!
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