El concepto del término
“librepensamiento”, por lo que he podido comprobar, no es tan fácil de asimilar
como yo creía. Me hubiera gustado mucho que así lo fuera, para poderlo
practicar con todos vosotros, pero los que me seguís desde principios de año,
fecha de mi inicio real en Google, habéis tenido la oportunidad de ver que mis
intentos de conformar un grupito interesado en practicarlo no han dado los
frutos que yo esperaba. Me agradaría que esto cambiase en un espacio de tiempo
relativamente corto y que muchos os animarais a entablar debates constructivos
que nos enriquecieran a todos, pero eso depende más de vuestras intenciones que
de la mía, pues yo sigo aquí, al pie del cañón, esperando sumar voluntades para
este proyecto, el cual fue el motivo principal de mi adscripción a las redes
sociales y, a ésta, muy en particular... ¡Tenía muchas esperanzas! ~ Aunque
todavía no es tarde, creo que todavía me quedan dos o tres... (Una bromita no
viene mal para distendernos.)
No es que crea que mi labor
escogiendo música, escribiendo chistes, poesías u otros entretenimientos, para
vuestro disfrute, sea baladí, sino que opino, sinceramente, que sería más
interesante para nuestro buen desarrollo personal, cultural e intelectual,
ocuparse también, de la mente, de que nuestras ideas sean más acordes a la
realidad, a la verdad. Creo que dejé claro, en mi artículo anterior “El
Altruismo”, su utilidad y la importancia que esto tiene para la solución de
nuestros problemas, por lo tanto, no voy a reiterarlo, pero sí, ponerle unas
gotas de humor a la cuestión. Imaginaos que le dijese a un peral: “¡No des
peras, que no es lo tuyo!... ¡No des peras, que no te va!...” ¿Qué me
diríais?... ¡Mejor no me lo digáis! ~ Y si os dijera: “¡Pensad, benditos,
pensad!... ¡Pero pensad bien!”... ¿Qué me diríais?... ¿Qué no es lo nuestro?...
¿Que no nos va?... Si el Ser Divino o lo que exista en su lugar pudiera
hablaros, estoy seguro que os diría: “Al César, lo que es del César, a Dios, lo
que es de Dios y a los seres racionales, lo que es del raciocinio.” ~ Como yo
no soy divino, me limitaré a deciros que el peral tiene que dar peras y los
animales racionales, pensamiento... ¿Bueno o malo?... ¡Lo mismo que el peral!
¿Da peras malas el peral? ~ ¿Por qué, si todo en la naturaleza da lo que tiene
que dar y bueno, los seres racionales, no? Ésta es una Ley Natural y me habéis
oído decir, muchas veces que, ante la duda, procurad escuchar a la
Naturaleza... ¡Nos enseña mucho más de lo que creemos!
No puedo reprochar a nadie su
resistencia a ensayar esta noble tendencia de pensamiento, pues, por propia
experiencia, sé que, el hecho de ir a contracorriente provoca, mucho más
fácilmente, el rechazo de la mayoría de nuestros semejantes. He repetido muchas
veces que el librepensamiento no admite adoctrinamiento alguno, por lo tanto es
antipartidista o antisectario y va en contra del asociacionismo de cualquier
tipo, desde el momento en que éste intente inculcar sutiles adoctrinamientos
por medio del fenómeno mental de asociación de ideas. Éste es el caso del
feminismo, tema que voy a intentar analizar en este artículo.
Cuando hablamos de alienación, todos
nos ponemos de acuerdo en su rechazo. Es curioso, pero la mayoría de nosotros
nos consideramos librepensadores y, en elevadísimo número, esto ocurre por la
ignorancia de nuestra propia realidad. La autocrítica correcta no abunda entre
nosotros. Alienar significa algo parecido a adoctrinar, con sus diferencias de
matices importantes. Dicho de otra manera, cuando alienamos, inculcamos ideas
en la mente de otra persona, consiguiendo que piense como nosotros queremos y,
no, como él hubiera deseado, por su propia voluntad, en el caso de que no
hubiera tenido dicha influencia. ¿Quién va a aceptar que le han “comido el
coco”? De ahí que sea más que difícil, encontrar personas que admitan su
alienación. Si le preguntamos a un católico, contestará que él ha elegido
libremente serlo, si lo hacemos a un musulmán, dará la misma contestación y,
así, con los centenares de religiones que hay en el Mundo.
Si tuvieran razón y hubieran
escogido su religión, libremente, sin dejarse influenciar por tradiciones
familiares o sociales... ¿No sería lógico pensar que, en cada país, debería
haber el mismo número de practicantes de cada una de ellas, aproximadamente?
Los porcentajes de adeptos o fieles, en los diferentes países, por lo general,
no deberían superar una cantidad prudencial, en sus comparaciones, de la misma
manera que ocurre con la estatura de las personas, su inteligencia o cualquier
otra cuestión que pueda medirse de alguna forma. En todos los países, salvo
excepciones puntuales, debido a circunstancias concretas que no vienen a cuento
mencionar ahora, las estadísticas de cualquier tipo, en condiciones similares,
dan porcentajes que no superan el doble o triple de diferencia entre unos y
otros. Las excepciones sólo confirman la regla. Pero todas tienen su
justificación o explicación del motivo por lo que no se ajustan a la norma
general. Lo mismo que ocurre con las religiones ocurre con el resto de
doctrinas: Marxismo, liberalismo, ecologismo, feminismo, etcétera. Todos los
partidistas, liberales, socialistas, comunistas, ecologistas, feministas y
otros “istas”, con los que he tenido oportunidad de hablar de alienación, me
han asegurado que ellos no lo estaban. Es normal que un alienado piense que los
demás lo están, pero él... ¡Se salva! ~ ¿Quién puede reconocer o aceptar tan
cruda realidad?... ¡Es muy difícil!... Es casi imposible, pues su propia forma
de pensar se lo impide.
No he escogido el tema de la religión
para poner un ejemplo de alienación por casualidad, sino por ser el más
significativo y comprensible de todos. En cambio, el feminismo no lo es tanto,
pero intentaré demostrar que también lo es. Si fuera un partido político,
estaría más clara su condición alienante, pero, al ser una asociación
procedente de un movimiento reivindicativo, su justa interpretación en cuanto
al asunto que nos ocupa, es más delicada o complicada de comprender. Una
asociación, sea política, religiosa, reivindicativa o de cualquier otra índole,
no es alienante por el mero hecho de constituir una agrupación de personas.
Existen asociaciones de enfermos, damnificados, o afectados por cualquier tipo
de problema que, con la agrupación de ellos, consiguen superar ciertos
obstáculos para conseguir sus fines más esenciales... ¿Alguien sería capaz de
considerarlas alienantes? Podrían, en un caso extremo, constituirse en Partido
Político, si lo considerasen positivo para sus nobles objetivos. Si, en este
caso, no incluyesen doctrina alguna y se limitasen a intentar solucionar sus
problemas, en justa reivindicación... ¿Deberíamos meter a estas asociaciones en
el mismo saco que las doctrinas? Yo creo que no... ¡Si no tienen doctrina! ~ De
manera que el asociacionismo, en cualquiera de sus vertientes, no me parece que
haga, por el solo hecho de serlo, un papel alienante. Otra cosa sería si se
dedicasen a aleccionar sobre cualquier tipo de ideología. Eso es, precisamente,
lo único que rechaza el librepensamiento... ¡El adoctrinamiento!... Y, no, el
libre y claro asociacionismo.
Las ideologías y creencias deben
construirse libremente, por cada individuo, sin dejarse influenciar por nada ni
por nadie, sino consiguiendo las necesarias informaciones objetivas de todo lo
que se precise para el desarrollo del pensamiento. En el proceso de
aprendizaje, no debe construirse el ideario definitivo, pues no se puede pensar
por nuestros propios medios si, éstos, no están surtidos de suficiente
información veraz y vital para la edificación correcta de nuestras ideas. La
solidez de nuestro pensamiento y, por lo tanto, su calidad intelectual, va a
depender mucho de los conocimientos que hayamos adquirido previamente y con
objetividad. La enseñanza, pues, debería ser absolutamente objetiva y limitarse
a explicar los datos o cogniciones elementales para que cada persona disponga
de la información necesaria, con la única finalidad de que, con dichos datos,
pueda levantar la torre de su ideario, sin que ésta se derrumbe a las primeras
de cambio. Como ya he dicho muchas veces, el sistema educativo debería incluir
más lógica y humanidades, así como dedicar el máximo de horas lectivas a
enseñar a pensar, cuestionando todas las patrañas que nuestras tradiciones han
arraigado profundamente en nuestra sociedad. Es una labor difícil de llevar a
cabo y, en caso de que hubiese voluntad de hacerlo, se necesitaría el paso de
varias generaciones para conseguirlo. Mi propósito es poner mi granito de arena
para ayudar al arranque de tan noble cambio.
Habiendo intentado aclarar el concepto
de alienación, con el fin de que se entienda mi postura, como librepensador,
sobre el feminismo, paso, ahora, a exponer mi punto de vista sobre el mismo.
Este movimiento nació con una cierta legitimidad, pues los hombres nos
negábamos a conceder a las mujeres, los derechos que, por pura lógica y
justicia deberían haber tenido siempre. El machismo es el único responsable de
la evolución de estas reivindicaciones. Sin machismo, no existiría el
feminismo. Sé que es una obviedad, pero la digo para que se comprenda el que
estoy más en contra del machismo que del feminismo. Este último no se ha
limitado a exigir sus justas y merecidas reivindicaciones originales, sino que
ha ido más allá, implantando, en las mentes débiles, formas de vida que no
tienen nada que ver con la equiparación de derechos sin discriminación de
sexos. Eso es lo que tengo en contra del feminismo. El que hayan aprovechado su
fuerza de presión, su poder de influencia sobre las personas para inculcarles
ideas que no tienen nada que ver con las pretensiones originales del
movimiento, que fueron motivos tan nobles como lo es una petición de justicia.
Yo era uno de los más firmes
defensores del feminismo en los años sesenta. Entonces, los que ahora me llaman
“machista”, me llamaban “joven idealista, ignorante”. Esos machistas puros y
duros de entonces, han cambiado de “chaqueta” y se han colocado en el extremo
opuesto, de modo que siempre han estado en contra mía. Antes por la derecha y,
ahora, por la izquierda. Ellos han movido su posición... ¡Yo, no! ~ Pues,
aunque he dejado de ser “feminista”, no ha sido por cambiar mi ideal, que sigue
siendo el mismo, la equiparación de la mujer en cuanto a los derechos que, por
sentido común, le corresponden. El cambio real de postura lo han propiciado las
ideas de muchas dirigentes de las múltiples agrupaciones que tiene el
movimiento, que han arraigado en las mentes de mujeres deseosas de conseguir
más privilegios o ventajas de las que les corresponde por justicia y, por
eso... ¡No paso!
¿Por qué se han desviado de su senda
original? ~ Aquí es donde yo no veo diferencia con la perversidad de los
partidos políticos o de las sectas religiosas. El feminismo, como los
anteriores, ha alcanzado una fuerza de presión social tal, que es capaz de
conseguir que un juez imponga injusticia por no tener en contra a los
movimientos tan temidos como el feminismo. Esto no me lo invento, lo he sufrido
en mis propias carnes, además de haberlo visto en varios de mis amigos,
compañeros o conocidos. Es cierto que tengo muchos datos personales que podría
aportar en justificación de la realidad de estas atrocidades, pero no quiero
que se confundan ambas cuestiones. El descalabro personal y familiar que esta
situación me ha provocado, no es el motivo por el que dejé de ser feminista,
pues esto ocurrió mucho antes de que me viera afectado por su maldad. Mi juicio
habría sido el mismo, si no me hubiera pasado lo que me pasó. Que quede bien
claro esto, pues los defensores actuales de esta doctrina, siempre arguyen que
mi caso es puntual y no tiene nada que ver con el movimiento y... ¡No es así! ~
La verdad es que están influyendo en el modo de vida de la mujer, sin dejarle
la libertad de escoger. Con cierto humor, imitaré los “consejos” que suelen dar
a sus defendidas: “Sé tú misma, haz lo que debes hacer como mujer independiente
y libre... ¡Haz lo que queremos que hagas! Si no, no serás una mujer libre. Si
decidieras otra cosa... ¡No serías una mujer digna!” ~ Espero que esto se tome
con humor, sin dejar de considerar la autenticidad del mensaje que encierra. ~
No se puede obligar o presionar a nadie... ¡Ni siquiera a ser libre! ~ Todo
debe salir de nosotros mismos, con naturalidad, si no... ¡No hay
librepensamiento posible!
Veo muchas viñetas condenando el
maltrato, mal llamado de género, pues, para mí, sólo existe el maltrato, ni de
género, ni de animales. Eso es circunstancial. Me da mucha pena que los niños y
ancianos no tengan la misma consideración. El otro día, vi un vídeo con una
madre pegando a su bebé, porque lloraba. Cada vez lloraba más y, cada vez, le
pegaba más... ¡No pude acabar de verlo
y lo denuncié! ~ Lo peor es que había familiares presenciando el
"castigo" (Yo le llamaría "crimen") y no hicieron nada,
sino sólo aconsejarla que "ya estaba bien". Uno de ellos estaba filmando.
Es muy triste lo que os voy a decir, pero os ruego que lo meditéis bien.
¿Por qué ocurren estas cosas?... ¡Porque miramos para otro lado! Porque sólo
atendemos a lo que nos imponen. Porque necesitamos grupos de presión, como el
feminismo, para manifestarnos en contra de la violencia ¿de género?... ¡Es
triste! ~ En los años sesenta, no comprendía porque la mujer estaba tan
discriminada. Muchos de los que entonces me respondían: "Porque es
inferior", ahora, me atacan por no ser feminista... Paradógico, ¿verdad? ~
Ya conocéis mi opinión sobre el sectarismo, es negativo. ¿Por qué no podemos
comprender, sin necesidad del movimiento feminista que tanto daño ha causado,
que la mujer es, como el hombre, un ser humano semejante? ¿Necesitaremos otro
grupo de presión para defender a los niños? ¿Tendremos que crear otro para los
indefensos mayores?... ¿Cuántos grupos deberíamos crear para las injusticias
que ensucian nuestra dignidad como seres humanos?... Yo, y ya sé que soy raro,
crearía un solo grupo que uniera a todos los animales racionales en contra de
todas las injusticias que nosotros mismos producimos... No es necesario que me digáis que estoy loco... ¡Ya lo
sé! ~ Pero a un loco, puede que le parezca indigno que se
maltrate a los ancianos, hombres y mujeres y no haya quien monte un movimiento
que reivindique la igualdad con respecto al feminismo. Casi todos los días, veo
en Televisión noticias de maltratos “de género”, casualmente, siempre de
hombres en contra de mujeres, nunca a la inversa, casi nunca de mujeres a niños,
a mayores, etcétera. ~ ¿Qué clase de periodismo tenemos en nuestras sociedades, que atiende
sólo a aquellos que forman parte de un grupo de presión? ~ Si no formas parte
de una asociación de éstas... ¡Ya te puedes morir en la calle!... ¡No cuentas!
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