Segunda parte de "El capitalismo actual"
Y, ahora, solicito al
lector que reflexione profundamente sobre el contenido de estos dos
párrafos siguientes, aunque, si tiene sensibilidad, pasará un mal
momento. Cualquiera que haya leído algo sobre la historia de estas
luchas obreras debe conocer las barbaridades que se cometieron. Las
calamidades que sufrieron los defensores del proletariado y las pérdidas
de toda clase, no se conformaron sólo con afectar a este bando, sino
que, toda esa guerra que desencadenó la ofuscación de los poderosos por
no querer aceptar unas condiciones más justas, se volvió en contra de
sus propios intereses pues, también ellos, sufrieron pérdidas y
desgracias... ¡Y también los estados perdieron! Todos esos daños, tantas
muertes y tantas desgracias... ¿Para qué?
Querían ganar más,
pagando menos... Pero, ahora, se descubre que, cuando los trabajadores
son mejor pagados, compran más y un aumento del consumo hace subir las
ventas de los empresarios, mejorando sus beneficios. Hoy, que hemos
superado esa historia, se ha formado una clase media con un poder
adquisitivo que hace que esas fábricas de antaño se queden en nada, si
las comparamos con las grandes multinacionales que ha generado esta
nueva situación, luego... ¿Para qué esa resistencia?... ¿Para qué, esas
matanzas?... ¿Para qué esa locura? No hubo visión de futuro, no hubo
buena gestión, ni buenos planteamientos comerciales e industriales.
Estas
afirmaciones no son un análisis científico, sino el resumen de unos
conceptos que, de seguro, habrá quien no esté de acuerdo con ellos.
Personalmente, estoy a favor de la teoría marxista de que el fruto de la
producción debe ser repartido según la aportación que cada uno haga a
su consecución. Sólo es una cuestión de justicia. Para conseguirlo,
habrá que considerar, ponderadamente, la proporcionalidad del valor que
cada parte aporta al resultado final. Para mí, es indudable que, ahí,
radica la tan deseada equidad, siempre que se consideren otros factores,
como, por poner un ejemplo, las épocas en que resulten pérdidas, pero,
tampoco, está en esto, el debate que planteo, pues tenemos que analizar
las circunstancias actuales y no pasadas.
Para ello, es necesario
ir todavía más lejos en el tiempo y empezar explicando lo que es el
capital, para aquellos que no tengan los conceptos económicos muy
claros. Debemos tener presente que este artículo está destinado a
aclarar las ideas de gentes corrientes que no tengan muchas nociones de
economía y, por lo tanto, debe redactarse en un lenguaje que algunos
economistas podrían tachar de ingenuo, pero... ¡Se hace lo que puede,
AMIG@S! El concepto de "capital", en su acepción económica, son los
bienes y propiedades, en general, que se poseen. Los que más y los que
menos, tenemos en común el hecho de poseer cosas, pues nadie podría
subsistir mucho tiempo, sin la posesión de aquellas que necesita para su
consumo vital. El conjunto de cosas necesarias para la subsistencia no
puede considerarse "capital", puesto que están destinadas a su consumo,
más o menos inmediato. Todo lo restante, forma nuestro capital.
Ese
capital, a veces, lo forman cosas destinadas a satisfacer necesidades
vitales futuras, pues, para cubrirlas, acumulamos bienes con la
intención de no ser sorprendidos por las fatalidades del destino. Desde
pequeños, nos enseñan a ser precavidos y a aprovechar el remanente de
los recursos que nos ofrecen durante las épocas de "vacas gordas", para
que, en las "vacas flacas" no pasemos apuros indeseados. Hasta los
animales salvajes, practican esta virtud. Algunos, después de comer su
caza, la entierran para una o varias comidas más. Los hay que acumulan
en verano lo que necesitarán en invierno y otros esconden en su guarida
lo suficiente para que no les falte el alimento... ¿Podemos
considerarlos como capitalistas? ¿Crees que a alguno de ellos se le
ocurriría almacenar tan abundantes reservas que no pudieran ser
consumidas, durante el resto de sus vidas, tanto por él, como por todos
los miembros juntos, de su familia, manada o jauría? ~ Diferenciemos,
pues, el capital que destinamos a nuestro consumo, presente y futuro de
ese otro al que podríamos denominar capital de inversión, que solamente
existe entre los animales racionales.
No me parece haber dicho
nada nuevo, por lo que podría ser, que el lector se esté preguntando:
¿Capitalismo actual? Hasta ahora, sólo percibí referencias al pasado...
Es cierto, pero para detectar las diferencias actuales hay que
comprender el pasado y compararlo con el presente. No quiero entrar en
la clásica disyuntiva de si es malo o bueno acumular riquezas
innecesarias con la única finalidad de enriquecernos, aún más,
invirtiéndolas en proyectos empresariales. Creo que cada uno debe ser
dueño de su vida y obrar de acuerdo a sus principios ideológicos y
morales.
Abre la tercera parte y te cuento más...
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