Sobre Ciencia y Religión...
2ª parte: Ateísmo y Agnosticismo
La palabra “ateo” es uno de los términos cuyo significado
confunde a mucha gente. Es en donde más errores de interpretación solemos
cometer, comúnmente. La mayoría de los diccionarios definen a esta voz,
textualmente, como “Que niega la
existencia de Dios”. Ésta, para mí, además de correcta, resume, en las mínimas
palabras, todo el argumento que aclara el pensamiento ateísta.
El diccionario María Moliner se recomienda, a veces, en las
escuelas de este país, por lo que, antes de conocerlo, suponía que sería mejor
que los demás, pero fallé en mi suposición, pues he comprobado que tiene muchos
errores y, los peores son sus diferencias de redacción, como en el caso que nos
ocupa, en el que la descripción que se emplea se presta a engaño. Ésta dice
así, textualmente: “Se aplica al que no cree en la existencia de Dios”.
La diferencia entre estas dos definiciones, por su redacción
con aparente similitud, son, en realidad, absolutamente contrapuestas, pues la
segunda puede aplicarse tanto al ateo como al agnóstico. No creer en la
existencia de Dios, no significa negarla. Yo soy agnóstico desde muy joven y
cada vez más convencido. No puedo creer en la existencia de Dios, porque, como
librepensador, no acepto ninguna creencia que no se me pueda demostrar, pero no
poder demostrar algo no significa que no exista, así que me abstendré, siempre,
de validar esa prepotente negación. Bien al contrario, seguiré pensando que
algo existe, pues no puedo imaginarme que la casualidad haya construido un
mundo lleno de complejidades y misterios, como si se tratase de una magia
perfecta y “a lo grande”. No me parece que llegue a aceptar esto, nunca.
Mi opinión está totalmente en contra del pensamiento
ateísta. Antes sería creyente que ateo... ¡Con toda seguridad! De hecho, soy
creyente, pero en algo que no coincide con las doctrinas de ninguna secta
religiosa, entre otras cosas, porque lo que yo he observado en ellas, es mera
contradicción. Ninguna pone en práctica las instrucciones o el mensaje de su
idolatrado. Se limitan a interpretar, a su conveniencia o interés, las palabras
de su mensajero, dando forma a los dogmas en los que se basa su religión.
Asegurar una creencia es cometer la misma incorrección que negar todo lo que no
se pueda demostrar. Esto, según mi consideración, constituye la base de la
lógica.
Aclarando un correo de cierto amigo mío, sobre la definición de la palabra "ateo", le digo que no deben tenerse teorías personales, pues las palabras no son opiniones, sino elementos que plasman una determinada idea o concepto. Lo que debemos hacer es, simplemente, aprenderlas y aprenderlas bien, pues ahí estará la clave del éxito que podremos obtener en nuestras comunicaciones o conversaciones.
Las definiciones del léxico, no se discuten, se aclaran, se
explican, se aprenden, pero no es ahí, en donde debemos buscar la controversia
o la disparidad de opinión, sino en el concepto en sí, de las ideas. Las
palabras pueden ser mal empleadas, mal escogidas y podemos tener una noción
equivocada de su significado. Deberemos corregir ese error y no enzarzarnos en
discusiones bizantinas, pues es algo inapropiado, que no nos conducirá a
mejorar nuestra cultura, ni nuestra capacidad de comprensión. Todas las
acepciones tienen, ya, sus matices determinados y clarificados, aún cuando se
trate de vocablos usados para expresar dudas, pues ésas son, precisamente, sus
definiciones.
Mi amigo escribe: “que todos los niños son ateos, pues no
tienen idea alguna de Dios, no? Es la educación de la infancia lo que forma las
convicciones.”. ~ El ateo está convencido de que Dios no existe, los agnósticos
de que no se ha probado que exista, aunque sospechemos de que algo debe haber
detrás de tantos fenómenos que asombran al menos crédulo. Los niños están en la
misma posición del que no sabe, no contesta, ni le importa... ¡La ignorancia! ~
Nuestros niños están fuera de cualquier tendencia, salvo que nos haya salido un
“lumbreras”. No pueden ser ateos porque no están convencidos de que Dios no
existe; simplemente, lo desconocen porque no se lo han planteado hasta ahora...
¡Ya llegará el momento! ~ La educación de los niños debe servir para construir
una base o plataforma intelectual sólida, en la que puedan levantar, una vez
preparados, sus principios morales y su ideario personalizado, o sea, intentar
desarrollar su instinto particular para que se formen como librepensadores,
liberándolos de las cadenas de los prejuicios, sobre todo de los que llevan al
odio, en nombre de las buenas tradiciones y costumbres ancestrales.
¿No es lo más prudente y razonable? ¿O tan equivocado estoy?
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